¿Sabes que quiero? Un principio. Sólo uno. No cincuenta y cinco mil cabos sueltos que prometen y no cumplen. Que dicen y ocultan. Que besan y olvidan. Que sienten y entierran ese sentimiento cincuenta y cinco mil metros bajo tierra.
Algo por lo que luchar, algo por lo que merezca la pena gastar la ilusión que me queda. Si se pierde la esperanza de encontrar un amor que te alimente para seguir viviendo, se perderá el alma. Al parecer las estoy perdiendo, ambas.
Quieres encontrarme de una vez?
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