Y sí, aunque no me lo crea todavía, hoy hace un año desde
que te fuiste. Hace un año, el peor día de mi vida. Todavía parecía ayer cuando estabas en la
cocina dando tus paseos desde la punta
hasta la otra punta, como siempre hacías para que no se te quedaran los
pies dormidos. Cuando yo me levantaba y te decía: Abuelo, buenos días; y tú me
contestabas siempre con esa sonrisa tan tuya. Cuando por la tarde me sentaba
contigo a hacer los deberes y siempre nos acabábamos riendo, porque ninguno de
los dos sabía hacerlos. Cuando me pedías que te pusiera la radio, y yo siempre
te decía, abuelo no que estoy estudiando. Ojalá estuvieras aquí, porque desde luego te dejaría que la pusieras todas
las veces que quisieras, con tal de que sonrieras. Cuando veíamos ese clásico,
juntos. Cuando cogía a Kira y te la ponía en los brazos, y aunque no la
pudieras ver, siempre con las manos mirabas si había engordado o si tenía el
pelo largo; Kira, esa perra que cuando te fuiste, se le fue su gran amigo, porque
te quería como el que más. Cuando me ponía
a tu lado para medirnos, y siempre me decías que había crecido. Cuando
nos metíamos con abuela por la comida, tanto nos reíamos. Cuando me contabas tu
pasado, esas historias tan buenas, o incluso cómo conocieras a abuela. O
cuando….
Eses besos de buenas noches… Eses abrazos… Tú sonrisa. Lo
que más añoro. A TI.
Han pasado tantas cosas desde que te fuiste … Cumpleaños,
navidades, verano, enfados, llantos, alegrías –pocas-…
Como ves, cuando tú estabas, no era todo perfecto, pero tu intentabas
que lo fuera. Que fuéramos felices. Pero
sin ti abuelo, todo cambió. Sí, yo también cambié y sobre todo aprendí que uno
no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Una parte de mi se fue contigo,
porque noto que algo me falta, ese algo que antes tenía, que me completaba.
Ojalá toda la fuerza que tenías tú, la tuviera yo, fuiste muy fuerte, mucho,
incluso en el último momento. Recuerdo ese maldito 25/10/11 una y otra vez,
siempre con lágrimas en los ojos, pero sonriente a la vez sabiendo que te
fuiste rodeado de tu gente. Tú, mi segundo padre. Eras la parte esencial que
unía a esta gran familia, por así decirlo. Te extraño, y mucho. No hay un día
que no piense en ti, en todo lo vivido contigo. Fuiste el que me enseñó que
nunca se hay que rendir, que hay que luchar por lo que realmente quieres,
porque así lo hiciste tú. Nunca me fallaste, nunca abuelo. Espero que donde
esteas, estés feliz. Todo lo que te quise y quiero significa más que las
palabras puedan expresar. Abuelo, que espero que algún
día nos volvamos a reencontrar. Yo te extrañaré, tenlo por seguro.
SIEMPRE, ABUELO, SIEMPRE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario